CARTA ABIERTA AL SR. PEDRO SÁNCHEZ, Secretario General del Partido Socialista Español
Julián Álvarez. Barcelona, septiembre 2017

Me dirijo a Usted para adelantarle mi opción de voto en el supuesto de que mañana se convocasen las elecciones al Parlamento Catalán o Español…

Me llamo Julián Álvarez, soy leonés (Veguellina de Órbigo, 1950),  pero desde 1975 vivo en Barcelona. Como he escrito en varias ocasiones, personalmente reniego de todo sentimiento identitario, ya sea leonés, español, o catalán. Si acaso, hasta 2012, mi sentimiento de pertenencia ha sido para Barcelona, y más concretamente los barrios de Ensanche, Raval, Las Ramblas, Barrio Gótico, y Sant Antoni. Frente al creciente sentimiento nacionalista de pertenencia, yo profeso el individualismo autocrítico que empieza por uno mismo.

Me dirijo a ti, Pedro, porque desde que tuve edad para votar siempre me he sentido socialista, de cabeza y de corazón, pero no de partido. De hecho, únicamente he ejercido el derecho a voto en las últimas elecciones, cuando tanto para el PSC en Catalunya, y el POSE en España el pronóstico era demoledor. En esas convocatorias voté a perdedor, es decir socialista, por sentimentalismo pero sobre todo por coherencia con mi propia trayectoria vital.

Dicho esto, le digo también, Sr. Sánchez, que de votar mañana en unas nuevas elecciones, autonómicas o estatales, en las que el PSOE llevase entre sus medidas el invento de la multinacionalidad de España, o la de nación de naciones, o país de países, mi voto sería para Ciudadanos, el partido de Albert Rivera que defiende el sentido común y constitucional del derecho a decidir. Lo digo porque parece que ahora el PSOE nos/me propone un nuevo artefacto lingüístico que cierra la puerta delantera al “derecho a decidir” y abre el portón trasero de la multinacionalidad.

Se han necesitado 40 años para levantar España, ejemplar en su multiculturalidad, que respeta la diversidad de sus partes, que unos entienden como naciones y otros autonomías, pero que con el inicio de la crisis (± 2008), y el deterioro del “estado del bienestar”, políticos de derechas e izquierdas activaron el resorte emocional identitario. Y del agravio comparativo. A partir de la Diada del 2012 se impuso el relato de la catalanofobia: “España nos roba”, “España no nos quiere”. El nacionalismo catalán vendió que FUERA de España: “más altos, más rubios, y más ricos”. Muchos se han apuntado a esta bandera por interés (más ricos), y otros por antiespañolismo y/o antiPP (más altos y más rubios).

Directa o indirectamente la ciudadanía catalana tuvo cierta responsabilidad en la mayoría absoluta del Partido Popular al negarle el voto a los socialistas del tripartito (PSC, ICV, ERC). Aquella mayoría está en el origen del boicot al Estatut que sustenta la actual demanda del derecho-a-decidir. Pero hay que recordar el gol que el astuto Maragall le colocó al ingenuo Zapatero con la redacción del Estatu la petición de boicot catalán a los Juegos Olímpicos de Ana Botella (Madrid 2012) por boca de Josep Lluís Carod Rovira (ERC) vicepresidente del tripartito presidido por José Montilla (PSC). Después vino el boicot al cava catalán;, y la operación “desprestigio mutuo” culminó con el “cepillado” del Estatut. Pero es ingenuo pensar que el PP pondría alfombra roja a los nacionalistas para un referéndum secesionista pactado. Que probablemente daría como resultado el NO a la secesión, pero sería el descalabro del partido en el gobierno. La entrada de Podemos en la política apropiándose del mantra derecho-a-decidir, completó el panorama de la confusión lingüística y la discordia social.  

No estoy en contra de que Catalunya tenga más autonomía y competencias, pero como socialista soy por principios anti-nacionalista (No anticatalán), y como ciudadano que reside en Barcelona quiero que cuando se trate de decidir sobre algo que afecta directamente al conjunto de los españoles, por justicia social y legalidad democrática, sean estos los que decidan y no únicamente los interpelados y/o interesados que residimos aquí. Por esto digo que de programarse mañana las elecciones, y sin dejar de ser socialista, votaría por coherencia a Ciudadanos.

Como creador audiovisual y exdocente, sé que la evolución social dependerá del relato del presente que se instale en el segmento joven de la sociedad por medio del uso novedoso y creativo del lenguaje para reformular el presente y diseñar el futuro. Parafraseando e invirtiendo el tópico popular, digo que “una palabra vale más que mil imágenes”. Podemos, el partido de Pablo Iglesias, hace un uso inteligente pero perverso del lenguaje como estrategia de PODER cuando avala el derecho-a-decidir como opción de una minoría, joven y cualificada, sobre la desenfocada y fuera de registro mayoría viejuna, por utilizar un término que Pablo puso de moda y ha hecho fortuna.

Mi militancia se limita a preservar la propia libertad intelectual, pero me rebela el uso manipulador y perverso que se hace del lenguaje, en particular por el independentismo catalán con el apoyo de Podemos, para quien el “derecho-a-decidir” se ha convertido en el “derecho de una parte sobre el todo”, retorcimiento del término que se ha instalado en la sociedad desde antes de la aparición en escena del caricaturesco y ejemplar populista Donald Trump.

Finalmente quiero decirte Pedro, que me gustaría que el Partido del que eres Secretario general, y yo simple votante, renuncie a la semántica creativa de la multinacionalidad, que abre la puerta a la desbandada general, y se empeñe en avanzar por un Estado federal. Claro que todo esto ya lo sabes, y por supuesto que el partido debe rejuvenerse, pero creo que en las próximas elecciones el PSOE/PSC no se puede permitir perder ni un sólo voto amigo a cambio de hipotéticos votos podemitas.

Julián Álvarez. Barcelona, 4 septiembre 2017

 
 
Julián Álvarez García © 2014 - vimeo: www.vimeo.com/zapatodeartista - blog: http://rincondeliconoclasta.blogspot.com