EL CÁMARA-PERFORMER, o la cámara-a-mano como extensión orgánica del operador
Julián Álvarez. Barcelona, 2004

Algunas de mis producciones agrupadas bajo la etiqueta egoMovies [2003-2006], configuran un recorrido cuyo denominador es la cámara-a-mano. Se inicia con “W.S.N.S.” [1984] y se cierra con “BELCHITE, te guste o no” [2006]. Entre estos dos extremos un total de 13 vídeos, el dispositivo técnico FishCam [1990], y varios espectáculos en directo: “Concurso de cámara-a-mano” [1987], “El Ring” [1988], “Operación Fimosis” [1990]. Este itinerario que se cierra con los egoMovies lo contemplo bajo el título genérico: La cámara-a-mano como extensión orgánica del operador, o EL CÁMARA-PERFÓRMER.

Todas las producciones agrupadas en este itinerario tienen en común una utilización experimental y expresiva de la cámara. La cámara-a-mano entendida como alternativa radical a la cámara-al-hombro. La cámara como prolongación natural del cuerpo. La cámara como prótesis adaptada al puño de un bailarín-boxeador [El Ring]. La cámara acoplada a una pértiga telescópica prolongación del brazo del operador [FisCam]. El operador cámara-a-mano protagonista de la acción [egoMovie]. Esta particular forma de entender la cámara-a-mano se aleja radicalmente del “catecismo Dogma 95” del director de cine Lars Von Trier.

El leit motiv de este recorrido videográfico es “el cámara-perfórmer” o, lo que es lo mismo, el AUTOR-cámara-a-mano. Agrupadas cronológicamente las producciones en las que éste ha intervenido se dibuja un recorrido que se inicia con acciones puntuales cámara-a-mano en las que el autor-operador expresa su singularidad dirigiendo la cámara contra los demás y se cierra con los egoMovies, revolviendo la cámara 180º contra sí mismo en un intento sublimado de expiación que tanto puede entenderse como de suicidio [profesional y/o artístico], o de exposición al ridículo [auto-escarnio].

Al principio, en “W.S.N.S.”, el Autor se conforma siendo el centro de atención en las grabaciones que como operador cámara-a-mano protagoniza, pero en los egoMovies [género videográfico que desde 1997 viene practicando] acapara para sí casi la totalidad del protagonismo, siendo a la vez hierático actor [a lo Buster Keaton] y operador que se registra a sí mismo tal como se expone en el Manifiesto egoMovie de “Figura con paisaje al fondo” [2004]:

egoMOVIE: Película o grabación que uno hace de sí mismo encuadrándose en primer término y relegando al fondo todo lo demás”.

Los vídeos que conforman la serie egoMovies comparten todos ellos diferentes imágenes registradas en distintos momentos y lugares con la mini-cámara DvCAM DSR-PD1P, así como la alternancia del punto de vista objetivo y subjetivo del operador cámara-a-mano que es, a su vez, y al mismo tiempo, el sujeto protagonista de la acción.

Los egoMovies se fundamentan en la opción pionera de la cámara digital Sony DvCAM PD1P con visor reversible [1997], y de su versatilidad operativa cámara-a-mano que permite “empuñarla” a la manera de las antiguas cámaras Súper-8 de cine, como si se tratase de una pistola, lo que particularmente me resulta especialmente coherente con la idea simbólica de “atracar y robar” instantes de la vida del prójimo para nutrir y enriquecer la de uno mismo. El diseño de las actuales mini-cámaras digitales prescinden en general de este aparente agresivo diseño ergonómico.

Vicisitudes del sujeto

[...]. Finalmente, Álvarez vuelve la mirada hacia sí mismo. Ese cuerpo que se hacía visible a  través de sus relaciones con lo real y mediado por la cámara en el inicio de su período de madurez, aparece aquí en todas sus dimensiones identitarias. Entramos en un nuevo período, el de la recomposición del yo, a través de las denominadas egoMovies: “película o grabación que uno hace de sí mismo encuadrándose en primer término y relegando al fondo todo lo demás”. Sabemos la importancia que el espejo ha tenido en los autorretratos de todas las épocas y todos los medios: en este caso el espejo es la propia cámara que compone una nueva perspectiva invertida a través de la que el autor se contempla a sí mismo y se relaciona con el entorno, con el paisaje, de forma distanciada, alejada de lo familiar, y que, por lo tanto, levanta sospechas: una relación que nos muestra lo real como siniestro. La cámara, que había penetrado en la representación y que se había convertido en extensión del cuerpo y visualización de sus acciones con la FishCam, se traslada ahora fuera de esa representación, pero conservando con la imagen el vínculo del cuerpo a través del brazo que la sostiene. Después de un período en que el cineasta capta y transforma la realidad, es ahora la propia realidad la que captura y transforma al autor para convertirlo en interfaz de los dos mundos. Así en “Mañana en la batalla piensa en mí” [2003], el cuerpo se simboliza sobre el paisaje de la escritura, de manera que el mundo mezclado de la realidad y la ficción se transfigura a través de la presencia corporal del cineasta-protagonista convertido en demiurgo total. Con las egoMovies, Julián Álvarez efectúa un comentario definitivo sobre la identidad contemporánea y sobre la suya propia, engarzadas ambas con la tecnologías de la representación. Figura y paisaje se retroalimentan así para dar la visión total de una realidad que es a la vez visualmente objetiva y subjetiva. [...].

“Julián Álvarez, figura con paisaje incorporado”. Josep Maria Català. Texto para el catálogo del

1er Festival de Video d’Autor FLUX’05. Barcelona, septiembre 2005.].

Ninguno de los egoMovies que componen la serie fueron en el momento de su grabación previamente “pensados”, y tampoco premeditadamente “queridos”. Gran parte de las imágenes que conforman estas obras no se corresponden con el año de edición de las mismas. Algunas imágenes de “Mañana en la batalla” fueron registradas en 1998, durante un viaje en tren, pero el vídeo fue editado cinco años después, en el 2003.

Los egoMovies son películas obviamente de mí mismo, o del Autor si se prefiere, pero las rigurosas premisas de grabación auto-impuestas desbordan, y también limitan, el marco conceptual del autorretrato. Siendo la cámara operada por el autorretratado, las opciones de encuadre están limitadas por el propio brazo con el que se auto-registra. Por supuesto el diafragma en automático y el foco en infinito. La caligrafía de la cámara-a-mano renuncia a la letra de molde y se decanta por la escritura visual “a-mano-alzada”

En cualquier caso son éstas unas coordenadas que me he dado a mí mismo para dotar de coherencia formal a la serie y al propio concepto de egoMovie. Derivado de este hacer/discurrir egoCéntrico el Autor reivindica la centralidad creadora y autoría del operador camara-a-mano, así como su interés pedagógico contrastado en diferentes talleres que he podido desarrollar a partir de las diferentes modalidades de autorretrato, siendo el egoMovie el que más interés despierta y ofrece resultados más interesantes.

No comparto la fascinación de viajar-por-viajar. Y no me gusta hacer “el turista”. En consecuencia no voy por la vida con la cámara al cuello, ya sea foto, vídeo, o móvil, registrando aquello que se supone uno debe traerse como amortizado recuerdo de haber estado allí. Adelantándome considerablemente a la cansina moda actual de los selfies, dejaba constancia en 2004, en el Manifiesto egoMovie “Figura con paisaje al fondo”:

Las mejores vistas y postales turísticas están disponibles en quiscos y librerías....

¿Porqué entonces salirse del paisaje para fotografiarlo?

¿por qué SER una figura insignificante en un marco espectacular?

¿por qué NO grabarse a uno mismo en primer término y  relegar al fondo todo lo demás?

[Julián Álvarez. Manifiesto egoMovie. Figura con paisaje al fondo, 2004].

 
 
Julián Álvarez García © 2014 - vimeo: www.vimeo.com/zapatodeartista - blog: http://rincondeliconoclasta.blogspot.com