2004: SALVADOR DALÍ, SURREALISMO PRE-DIGITAL
[de lo analógico a lo digital en la publicidad pasando por Dalí]
Julián Álvarez. Barcelona, enero 2003
Doce años después...
de aquel glorioso Barcelona 92 que se presentó al mundo con mascota postmoderna y sky-line de diseño asistiremos a una reedición de lo mismo, o casi, con el pretexto entonces de competir, y ahora, parece ser, de confraternizar des-compitiendo. El Forum Universal de las Culturas es la próxima cita, en Barcelona por supuesto. El año Gaudí, recién caducado, ha sido otra gran cita que ha convocado y maravillado a cientos de miles de visitantes, y no sólo japoneses.

Pero en el 2004 además del Forum tiene lugar el Centenario de otro catalán universal: Salvador Dalí. Ni él mismo se hubiese imaginado una cita tan universal para su resurrección mediática. Una vez más "el Divino" reaparece en el lugar adecuado en el momento preciso. Sus amigos y compañeros de la Residencia de Estudiantes (Madrid, 1920-24), Federico G. Lorca y Luís Buñuel también tuvieron sus respectivos Centenarios al filo del milenio: 1998 y 2000 respectivamente.

Pero no se trata aquí de destacar la oportunidad/oportunismo que sin duda aprovecharán unos y otros, por activa y por pasiva, sino abordar el surrealismo pre-digital de Dalí y su similitud con determinada publicidad televisiva actual que visualmente se presenta como avance/proyección de futuro utilizando para su formulación la tecnología digital más avanzada. Spots que proponen al espectador -como Dalí entonces- paisajes o escenarios surrealistas creados -al igual que Dalí- a partir de elementos figurativos de apariencia realista.


No soy estudioso de Dalí
pero sí curioso de un personaje tan fanáticamente singular al que de joven veía por TV y despreciaba por su exacerbado "mix" de egocentrismo y excentricismo, pero que posteriormente descubrí con sorpresa leyendo La vida secreta de Salvador Dalí (1942) y Diario de un genio (1964). Y también a partir de mi producción videográfica que incluye el video-poema Conjuro (de F.G.Lorca), cuyo verso "As de bastos. Tijeras en cruz" representa para mi el encuentro/confrontación de Lorca, Buñuel y Dalí en la Residencia de Estudiantes de Madrid; y asimismo La danza de la muerte en el que se incluyen fragmentos de la ópera-poema de Dalí Etre Dieu (Ser Dios). Escribo pues desde la intuición reflexiva que me proporciona la práctica creativa y experimental con las viejas (analógicas) y nuevas (digitales) tecnologías. Con estos créditos, y no otros, abordo el "surrealismo pre-
digital de Dalí".


Propongo pues partir del cuadro de Salvador Dalí

Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada, un segundo antes de despertar (1944). Todos los elementos que aparecen en este cuadro (granada > pez > tigre1 > tigre2 > rifle > mujer > abeja > granada) además de configurar una elipsis que reproduce "...el vuelo de una avispa alrededor de una granada", están ilustrados pictóricamente a la manera hiperrealista (casi fotográfica). Cada elemento que contiene el cuadro es por tanto verosímil a los ojos del espectador. Lo es incluso el elefante zancudo que aparece al fondo.


Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada, un segundo antes de despertar. Dalí, 1944.


Tenemos un cuadro figurativo que cuenta una anécdota (expresada en el título: "Sueño causado por..."); tenemos una protagonista (mujer/Gala que duerme sobre un bloque he hielo/roca a la deriva); tenemos la causa del sueño (abeja volando alrededor de una granada), y tenemos también el efecto, es decir el sueño en sí (de la granada sale un pez y de la boca del pez un tigre...). Y al fondo tenemos el elefante zancudo ajeno a la acción/motivo principal por ser narrativamente anterior (la mujer/Gala plácidamente durmiendo-soñando-al-elefante justo antes de que la insidiosa avispa provoque el terrorífico sueño un segundo antes de despertarse).

Siendo realistas todos los elementos individualizados que aparecen en escena y por tanto verosímiles (la mujer, el tigre, el pez, la granada, etc.), sin embargo configuran un paisaje radicalmente inverosímil por imposible; es hipotéticamente real a nivel de los sueños. Y siendo un cuadro pictórico es a la vez una escena proto-cinematográfica en la que cada uno de los elementos (pez, tigre, mujer, etc.) representan planos sucesivos de acciones congeladas (superpuestas en el cuadro, correlativas en el cine). Las experiencias cinematográficas de Buñuel y Dalí: Un perro andaluz y La edad de oro confirman el interés de uno y otro por el cine. En este sentido Dalí diseñaba sketches de escenas cinematográficas susceptible de ser compuestas digitalmente 60 años después: en el 2004, por ejemplo, si nos referimos a "Sueño causado por el vuelo...".

Otras expresiones artísticas como el "collage" o el "fotomontaje" compiten con la pintura de Dalí en irracionalidad, incoherencia, e inverosimilitud, pero éstas son soluciones visuales que no buscan la coherencia y racionalidad entre los diversos elementos, sino que operan por discontinuidad y contraposición. En Dalí la coherencia y lógica narrativa se formula a partir de la yuxtaposición y la lógica continuidad: del interior de la granada sale un pez del que a su vez sale un tigre que escupe otro tigre el cual lanza una bayoneta contra la mujer que se despierta un segundo antes de que le hiera en el rostro.

El cuadro de referencia muestra un paisaje, escenario o escena con "trucos" narrativos y "efectos" visuales tan espectaculares como los que hoy vemos en el cine fantástico y de aventuras de Hollywood. Claro que desde sus inicios el cine desarrolló trucos artesanales para embaucar al público de la época. Aunque se busca la máxima perfección en los efectos, es decir la máxima continuidad entre los diferentes elementos que conforman la imagen final (o efecto), la naturaleza "analógica" e incompatibilidad del soporte fotoquímico (de la película) con las herramientas tradicionales deriva inevitablemente en "efectos" comparativamente menos verosímiles/realistas que la integración pictórica del cuadro de Dalí, que ofrece una perfecta y coherente yuxtaposición narrativa (continuidad) entre sus elementos. Para alcanzar este grado de integración hay que operar en soporte digital con herramientas necesariamente informáticas (ordenador).

Nota 1: "Efecto" es la experiencia vivida por el espectador por medio de un truco. Los "trucos" en el cine contemporáneo son de orden narrativo y casi nunca aplicado al ámbito de los "efectos especiales" puesto que no hay engaño pero sí desconocimiento del sofisticado proceso de producción digital por medios informáticos.

Nota 2:La tecnología analógica captura y reproduce la realidad por similitud ya sea en procesos fotoquímicos o en procesos electromagnéticos. La distribución de las partículas de plata (fotografía/cine) y de las partículas electromagnéticas (video/tv) se corresponden punto por punto con la realidad registrada. La tecnología digital captura la realidad en términos abstractos (ceros y unos) y la reproduce analógicamente (los ceros y unos se convierten en valores lumínicos que conforman la imagen). La imagen analógica permite un nivel muy tosco de manipulación que afecta en su totalidad o parcialmente al plano o fotograma. La imagen digital permite por el contrario un máximo nivel de retoque y manipulación puesto que la tecnología informática (digital) actúa individualmente en cada uno de los puntos (pixels) de la imagen.


IBERIA: Bebés en pañales "descubren de nuevo el mundo".

Algunos spots publicitarios de TV están formulados digitalmente "a la manera surrealista de Dalí". Una muestra es el de Iberia que se emitió en el 2001 con motivo del 75 aniversario de la compañía y que en el Festival Publicitario de San Sebastián obtuvo el premio a la mejor postproducción. El spot (60 segundos)
que remite en blanco y negro a lo "esencial y poético" (el color forma parte natural de la prosa cotidiana), arranca con un texto animado en pantalla que simula una filigrana aérea: "Amanece una nueva era y salimos a descubrir de nuevo el mundo" (no "...un nuevo mundo", sino "...de nuevo el mundo". Referencias obvias a Colón, etc. Al texto le sigue un grupo de bebés en pañales sentados en plataformas circulares formando una especie de escuadrilla voladora que surfea/planea (se evita la imagen de alfombra voladora) por futuristas geografías urbanas creadas a partir de elementos arquitectónicos ajenos entre sí. Estas cinéticas "postales" urbanas compuestas de construcciones "singulares" configuran una realidad (virtual) totalmente coherente y verosímil, pero inexistente.

En su "vuelta al mundo en 60 segundos" la escuadrilla de bebés sobrevuela edificios y monumentos fácilmente reconocibles: ...pirámides de Egipto, torre Eiffel, y mucho más destacada la Estatua de la Libertad, que precede al plano en el que la "brigada en pañales" nos lleva por los espacios agigantados de un teclado de ordenador que conduce a una torre de Babel a la cual se accede por una puerta en forma de arroba (@). En este babélico espacio virtual (internet, globalización, etc.) todo es visualmente abstracto a excepción de los bebés que hasta el momento no han sufrido (ni sufrirán) ningún tipo de transformación digital (la condición humana no se altera). Fuera ya de "Babel on-line", de la mano inocente de los tiernos y nada cibernéticos bebés planeamos entre ornamentos arquitectónicos que simulan el euro (la nueva Europa de moneda única).

En el tramo final del spot un artilugio óptico-mecánico (globo terráqueo) focaliza las rutas de Iberia (homenaje a los navegantes clásicos). Le sigue el plano de un bebé que planea con los brazos mientras en off se dice.: "con la experiencia de una de las mayores compañías aéreas del mundo y con toda la ilusión para llegar más lejos". Concluye con un avión de Iberia que sigue el movimiento del bebé y sale de cuadro para dar paso al mensaje comercial: "entra en la Nueva Era": IBERIA. La compañía nos invita a entrar en la Nueva Era y a descubrir "...de nuevo el mundo" de la mano (inocente) de Iberia y al compás de la canción de los Beatles "Across the universe", versionada por Fiona Apple.

El spot es sin duda un virtuoso ejercicio digital de composición multicapa, aunque en mi opinión el discurso "metafórico" que propone fracasa sobre todo en la pretensión de conciliar lo viejo y lo nuevo, tributando en consecuencia al romanticismo nostálgico, la fascinación ingenua, y al fetichismo tecnológico.


Apariencia de realidad pero inexisistente en la "realidad"
Pero se trata de determinar qué aspectos formales concurren en su formulación que asimismo estén presentes en la obra de Dalí. Y vemos que los elementos que aparecen en escena: niños, edificios, monumentos, etc. son fotográficamente realistas. Los paisajes urbanos, compuestos digitalmente a partir de elementos singulares e independientes, son coherentes pero impracticables por inexistentes. La navegación aérea de los bebés se integra con el paisaje, pero es inverosímil el espacio-tiempo compartido. Nada en este anuncio es aberrante, solo que su existencia en el nivel de la realidad practicable es imposible. Es concebible y verosímil únicamente en el espacio-tiempo virtual de la mente, es decir en los sueños. Y los sueños son el argumento principal en la obra de Dalí.

Puesto en otros términos, si "desplegamos" narrativamente el cuadro de Dalí tendremos el story-board de un anuncio protagonizado por Gala que vende -es una hipótesis- fragancia de extracto de "granada" que proporciona "viajes" surrealistas. Si por el contrario plegamos (en acordeón) sobre sí mismos cada uno de los planos del anuncio (o su story-board) obtendremos una imagen fija en esencia de la misma categoría surrealista que la de Dalí. En ambos casos la apariencia de realidad es verosímil pero inexistente en la "realidad practicable".

Hay pues coincidencia temática en lo "fantástico", en el tratamiento narrativo (argumental), y también en el proceso de ejecución: registro fotográfico y postproducción digital en el spot de Iberia; y fotografía "hecha-a-mano" y composición pictórica "en profundidad" en el caso de Dalí. Dicho con sus propias palabras: "Mi arte es fotografía hecha-a-mano de extraordinarias, extravagantes, y superestéticas imágenes de lo específicamente irracional".


Objetos blandos y pictóricas aberraciones (¿genéticas?)

En la pintura de Dalí incluso los objetos (sólidos) son de naturaleza orgánica y están sujetos a aberrantes deformaciones figurativas (relojes blandos), o padecen malformaciones que podríamos calificar de "genéticas" (elefante zancudo). Esta particularidad, que es marca de la casa daliniana, no aparece en el anuncio de Iberia, pero reafirma su pictórica condición pre-digital.

Metamorfosear el rostro de un famoso en una humeante barra de pan, por ejemplo, es cosa relativamente fácil hoy día si contamos con la tecnología informática (digital) y el paquete de software adecuado (morphing), y la habilidad del operador para hacer verosímil el tránsito progresivo del rostro del famoso a la barra de pan. Dalí, cuya habilidad para el dibujo y la ilustración era casi fotográfica, creaba "efectos" de cirugía plástica (pictórica) que se adelantan 60 años a los actuales "retoques" digitales en el cine y la TV.

La persistencia de la memoria. Dalí, 1931


"La persistencia de la memoria"
Los relojes blandos de Dalí, como los representados en el cuadro La persistencia de la memoria (1931), son relojes reblandecidos perfectamente verosímiles que siguen marcando la hora (supuestamente en torno a la seis de la tarde de un día crepuscular) pero que como la memoria envejecida han perdido consistencia y se han adaptado convenientemente a la orografía de las circunstancias.

En esta naturaleza "no-tan-muerta" habitada por una solitaria mosca y las hormigas que no por casualidad "hormiguean" el reloj de bolsillo (que se lleva próximo a los genitales), uno de los relojes cuelga en equilibrio de la rama de un árbol. Más abajo otro se acopla a modo de montura sobre una cabeza informe que remite al cuadro El gran masturbador (1929) y también a El enigma del deseo (1929). Y un tercero que quizás esté a punto de deslizarse/escurrirse por el muro. En definitiva lo único vivo aquí, además de la mosca y las hormigas, protagonistas habituales de la pintura daliniana, es el paso del tiempo de lo cual dejan constancia inexacta los relojes que, como la memoria, se ha reblandecido por dicho "paso del tiempo". De nuevo en palabras del propio Dalí: "Lo mismo que me sorprende que un oficinista de banco nunca se haya comido un cheque, asimismo me asombra que nunca antes de mi ningún otro pintor se le ocurriese pintar un reloj blando".


Dalí, o el story-board de una película pendiente de relizar.

La pintura surrealista de Dalí es argumental (narrativa) y figurativa (fotográfica), y se materializa en un concreto y exacto "gesto" o instante pictórico que equivale cinematográficamente a un fotograma congelado en el tiempo. Pero a la vez aspira a una existencia espacial (tridimensional), ya sea matérica o virtual. La existencia de objetos dalinianos en tiendas de regalo (elefantes zancudos, relojes blandos, etc.) materializa esta deseo latente del pintor.

Que la pintura de Dalí cuenta una historia se refleja en la presencia reiterada de elementos (figuras humanas, objetos, etc.) que actúan en el cuadro como protagonistas principales en unos, secundarios en otros y, en términos pictóricos, con diferentes roles. Cierta lógica argumental atraviesa y conecta cuadros distintos con elementos protagonistas o secundarios comunes que aparecen y reaparecen sin aparente orden cronológico: elefantes zancudos, hormigas, relojes blandos, panes, etc.). Opino que los cuadros de Dalí representan escenas (o secuencias) de un guión cinematográfico por capítulos cuyo argumento solo se puede extrapolar primero, y abordar después, desde la lógica surrealista establecida por él mismo. Dalí dejó formulado pictóricamente el story-board de una película pendiente de realizar, con las nuevas/últimas tecnologías de postproducción digital.


Vida animada congelada: una coherente contradicción:

Vida animada congelada. Dalí, 1956

El título: Vida animada-congelada (o naturaleza muerta-viva), y el cuadro por supuesto, expresan una coherente contradicción que está presente en gran parte de la obra pictórica de Dalí. Contradicción que refleja el deseo, imposible de satisfacer, de resumir en un lienzo los términos espacio-temporales de "la vida".

Esta naturaleza muerta-viva forcejea consigo misma al límite de lo pictóricamente posible (hiperrealista) para liberarse de sí misma como "naturaleza muerta" (o vida congelada) y alcanzar el estatus de "vida animada" (naturaleza viva). Quizás sea este cuadro la expresión más radical de Dalí para salirse de su definitiva y frustrante condición humana de pintor. Es una hipótesis... ("El Divino" escribió una ópera-poema titulada "Ser Dios").

Marcel Proust se afanó literariamente En busca del tiempo perdido, y Dalí pictóricamente Buscando la cuarta dimensión (1979), título éste de uno de sus últimos cuadros. Ambos, en su fanático virtuosismo, deseaban trascenderse a sí mismos para emular a Dios.

Para terminar con esta intuitiva y poco rigurosa reflexión llamo la atención sobre la botella que al caer, o quizás levitar, como el resto de objetos, esparce el agua hacia arriba. En realidad los objetos no caen o levitan, sino que "caen hacia arriba", lo que supone una perfecta, coherente y poética contradicción que retrata al personaje. Este hiperrealista "caer hacia arriba" de la botella es inverosímil en el contexto de la cotidiana realidad practicable, pero es perfectamente verosímil y coherente en una situación de vacío atmosférico o de gravedad cero donde los objetos levitan a la deriva. La tecnología analógica no permite llegar más allá de lo semántica y coherentemente enunciable, pero la tecnología digital reinventa la realidad desbordando los límites que el propio lenguaje ha impuesto.

Especulando pictóricamente con argumentos surrealistas "a medida", Dalí soñó una realidad inevitablemente "congelada" que la tecnología informática y el soporte digital actual permite des-congelar y re-animar... el 2004 será una óptima ocasión para re-vivir algunos de sus argumentos pictóricos, y desde la óptica de las nuevas tecnologías re-considerar a Salvador Dalí, genio surrealista.

Julián Álvarez García
Barcelona, enero 2003

 
 
 
 
 
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